El equipo no importa pero no te das cuenta hasta que lo tienes

Si echo la vista atrás puedo ver con claridad cómo ha sido mi evolución como fotógrafo. Al principio más que la fotografía en sí misma lo que me llamaba la atención era la tecnología que había detrás de la captura de una imagen. Me fascinaba la idea de poder detener un instante preciso y poder verlo en una pantalla con todo lujo de detalles. En aquella época mi objetivo era experimentar con la máquina de fotos. Tuve muchas cámaras compactas, no recuerdo como las compraba pero si recuerdo que tuve una Nikon Coolpix 4300 que me hizo tremendamente feliz. Era el año 2000 y las cámaras compactas estaban en auge. Tuve también una Canon super compacta que me encantaba y una Olympus pequeña y de color azul. Esa fue la época en la que me enamoré del acto de hacer fotografías.

Pocos años después compré mi primera cámara DSLR, una Nikon D60. Recuerdo sentirme tremendamente poderoso con aquella cámara. Mi objetivo entonces era aprender a usarla en modo manual y poder hacer fotografía deportiva que era lo que me fascinaba. Luché por comprar una lente 70-300mm muy poco luminosa porque con apenas 18 años y sin trabajo comprar un 70-200mm f/2.8 era impensable para mi.

Mi primera gran cámara

No recuerdo como pero conseguí ahorrar lo suficiente para comprar una Nikon D300, una cámara que por aquella época era considerada una súper cámara. Era en aquel momento la mejor APSC del catálogo de Nikon y posiblemente de todas las marcas. Costaba 1200€ y lo recuerdo con claridad porque me costó todo un verano conseguir ahorrar ese dinero. Cambiaba el equipo pero yo seguía sin saber cómo conseguir que mis imágenes subieran de nivel. El problema es que ni siquiera era capaz de plantearme en qué fallaba porque cuando eres ignorante lo eres incluso para darte cuenta de que no sabes nada.

El día que cambió mi vida

Una noche de domingo nos cambió la suerte en casa, mi padre, que había comprado lotería, tenía unos cuantos boletos premiados, me dio algo de dinero para meter en la cuenta con la consigna de que lo gastara en lo que me apeteciera. En aquel momento no supe ver lo trascendental que aquel suceso sería en mi vida. El día que mi padre me dio el dinero me dio la oportunidad de dedicarme profesionalmente a la fotografía y aquello marcó mi vida para siempre. No penséis que era muchísimo dinero ¡ojalá se hubiera ganado un par de millones de euros! Pero no fue así. Lo bueno es que era suficiente como para poder comprar el equipo que quisiera de fotografía.

Comienza la época del despilfarro

Durante dos años de mi vida cuando entraba en la tienda de fotografía los vendedores sonreían. Se habían acostumbrado a mis visitas y muy a menudo a mis compras. Lo primero que compré fue un 70-200mm f/2.8, le siguió un 14-24mm f/2.8 un 24-70mm f/2.8 un 50mm f/1.4, un macro 105mm f/2.8, un ojo de pez 10.5mm f/2.8, flashes, disparadores de pocket wizards, ventanas de luz, pies, trípodes, maletas, portátil de Apple y una larga lista de material. Hoy por hoy no tengo nada de aquel material, cero, ni siquiera una tarjeta de memoria. Con los últimos seis mil euros compré una Nikon D3, la ilusión de mi vida, tener la cámara tope gama de Nikon. Llamé a Casanova en Barcelona, pedí la cámara que acababa de salir al mercado y me dijeron que no habían apenas unidades en stock. Le dije al vendedor “tengo seis mil euros para comprarme esa cámara ahorrados, si no me la vendes hoy seguramente me arrepienta y pierdas la venta”. Al día siguiente la cámara estaba volando hacia Tenerife. Cuando llegó a mis manos estaba tan emocionado que es difícil expresarlo con palabras. Sentía que había tocado techo, nunca he vuelto a sentir lo que sentía aquel día al abrir la caja de aquella cámara de fotos, fue sin duda el momento más emocionante que he vivido comprando material fotográfico.

Si miro atrás me doy cuenta de que era un adicto. Tenía una adicción al subidón de adrenalina que me provocaba realizar una nueva compra. Como buen adicto justificaba cada una de mis acciones. A todas estas, seguía siendo un fotógrafo muy mediocre, aun era un aficionado a la fotografía que no generaba ingresos y mis imágenes no habían mejorado por tener mejores equipos. En cierto modo era un poco frustrante porque tenía todo el material en mi bolsa pero mis fotos seguían sin dar un gran salto de calidad. Obviamente había mejorado pero no en relación al equipo que tenía, eso si, cuando alguien hablaba de equipo Nikon yo daba mi opinión convencido de que lo que decía sentaba cátedra. Porque así es como funciona la ignorancia, te crees poderoso y se te calienta la boca.

Ya tengo el equipo, ¿y ahora qué?

Comencé a pensar que sería buena idea estudiar algo de fotografía. Leí libros como el ojo del fotógrafo de Michael Freeman donde aprendí composición, un poco de teoría del color y sobretodo empecé a darme cuenta de todo lo que me faltaba. Gracias Michael por escribir tus libros de una forma tan magistral consiguiendo que hasta un ignorante como yo pudiera entenderlos a la perfección. También visitaba asiduamente el blog de Strobist, un blog que cambió mi vida porque ahí comencé a darme cuenta de que la luz lo era todo si quería hacer buenas fotografías de cualquier disciplina. Navegué por el foro de Nikonistas, vi gente muy flipada y veteranos con la paciencia de un buda, estuve en fotoplatino e incluso me apunté en directorios de fotógrafos para conseguir encargos. Yo he vivido en los últimos veinte años muchísimas experiencias, casi todas ellas en soledad, sin nadie a quien acudir para resolver dudas ni un familiar fotógrafo que hubiera caminado por esa senda antes que yo. Tuve que aprender de mi propia experiencia y mis propios errores.

Mi mayor error

Uno de mis mayores errores fue pensar que el equipo me haría subir de nivel. Definitivamente el gasto que hayas realizado en material no tiene una relación proporcional y directa con el nivel de tus fotografías. Te lo digo más claro, puedes comprarte el nuevo Fujifilm 50mm f/1 y tendrás menos profundidad de campo pero nada más, tus fotos no van a subir de nivel por tener mayor bokeh, seguirás siendo el mismo fotógrafo que eras antes de gastarte el dinero en esa lente. Se que es fácil decirlo cuando tienes de todo pero créeme, comprar equipo no te hará mejor fotógrafo.

No me arrepiento de lo que hice, fue un gran aprendizaje. Si actualmente trabajo con una Fujifilm XT4 con sensor APSC es en gran medida porque se que con ese equipo tengo más que suficiente para hacer un trabajo maravilloso. Mucha gente que me sigue me pregunta por el Full Frame. Seguro que tras leer este post tienen un poco más de contexto de por qué actualmente estoy trabajando con este tipo de materiales.

No solo no necesito la mejor cámara del mercado, tampoco necesito los mejores focos. La mayoría de las veces trabajo con flashes pequeños y de los focos que vende Profoto tengo el más asequible de todos. Utilizo un portátil del año 2017 porque aun funciona perfectamente y aunque tengo muchísimas cámaras para grabarme en video, podría tener una super cámara para hacerlo y prefiero grabarme con una Sony ZV1 o una Osmo Pocket, dos cámaras pequeñas y económicas.

Haz buenas inversiones

Obviamente hay inversiones que son necesarias. Tienes que tener buenas lentes para desarrollar tu trabajo pero no necesitas tener todas las del catálogo. Tampoco tienes que tener cinco flashes al empezar como profesional ni el ordenador más rápido y caro que venda Apple. Si gastas todo tu capital en equipo apenas tendrás margen de maniobra para invertir en otras partidas y si pides un crédito para comprar equipo que no necesitas estarás desaprovechando tus posibilidades financieras. Haz inversiones que estén justificadas, intenta siempre ser realista con el retorno que te darán esas inversiones y no olvides que a veces es preferible alquilar un equipo o subcontratar a otra persona para hacer un trabajo que comprar un equipo para realizar tan solo un encargo.

Si a día de hoy tuviera que empezar compraría una cámara, una lente 24-70mm f/2.8, un 50mm f/1.8, un buen flash y un Octa de 90cm con un reflector y una rejilla. Con ese equipo podría hacer el 95% de los encargos que realizo y conseguiría hacer que mi negocio fuera viable. En una segunda fase compraría un 35mm f/1.4 y un 85mm f/1.4 pero mantendría el 24-70mm f/2.8 e invertiría en otro flash y algún otro modificador de luz.

Cuando veas todo el equipo que tengo recuerda que es la consecuencia de llevar una década trabajando, tener ingresos de forma continua y ser un poco caprichoso en momentos puntuales. No olvides que mucho nos lo regalan las marcas para que le demos visibilidad.

Edu López

Fotógrafo, creador de contenido Youtube, formador en Patreon.

https://www.estudiolumina.com
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